Este tema pertenece al bloque de Historia del temario, dentro de un grupo de temas dedicados a estudiar los grandes cambios ocurridos desde finales del siglo XVIII: tema 37 (El debate historiográfico sobre la Revolución francesa), tema 38 (Revolución industrial e industrialización), tema 41 (Nacionalismo y liberalismo en la Europa del siglo XIX) y tema 42 (Imperialismo y expansión colonial…). Resulta evidente que todo opositor que aspire a ser un gran profesional ha de tener un conocimiento sólido de todos estos temas.
Los cambios que inician el mundo contemporáneo
La segunda mitad del siglo XVIII vivió grandes cambios: la Revolución industrial, la independencia de EE.UU. y la Revolución francesa. No sería exagerado afirmar que estos acontecimientos cambiaron el mundo y obligaron a los grandes pensadores a reflexionar sobre la nueva realidad que se estaba construyendo para interpretarla correctamente.
La industrialización cambió el modo de producir de una manera tan radical que, según Robert Lucas, no hay nada remotamente parecido a este comportamiento de la economía en ningún momento del pasado. Por lo tanto, a partir de finales del siglo XVIII aparecen autores como Adam Smith que intentan comprender y sistematizar el conocimiento de esa nueva forma económica.
Las revoluciones americana y francesa pusieron sobre el tapete la cuestión de las libertades individuales, estableciéndose un diálogo entre liberales y conservadores, posteriormente superado por las corrientes socialistas como el marxismo y el anarquismo.
Por último, a partir de las revoluciones de 1848 el nacionalismo, que había estado ligado a reivindicaciones de corte liberal y democrático, fue adoptado por las fuerzas conservadoras y reaccionarias como un eficaz instrumento para enfrentarse a las demandas de reformas.
El siglo XIX heredó los grandes cambios del XVIII y planteó algunas de las grandes cuestiones imprescindibles para entender el XX.
Un test para opositores
Como siempre, os proponemos nuestro habitual test. Se trata de reconocer a algunos de los principales pensadores y economistas del periodo. Sin duda, contemplar esos rostros nos ayudará a entender mejor sus ideas y será más fácil su estudio. Ya sabéis, el elemento competitivo no puede faltar, quien pierde paga los cafés. 😉