En el año 2016 la comunidad de Galicia presentó en su modelo de examen un análisis de obra de arte comparado entre dos edificios muy singulares y diferentes entre sí: la iglesia de Santa María Novella de Alberti y la casa Gropius de Bauhaus. Esta semana el equipo de Opohispania analiza las claves de este comentario en esta entrada. Esperamos que os sea de utilidad.
La primera de las obras es la famosísima fachada de la iglesia florentina de Santa María Novella, diseñada por el arquitecto y humanista León Battista Alberti bajo el mecenazgo de la familia Rucellai. Esta obra culmen del Quattrocento italiano se realizó entre 1450 y 1470. Aunque su estructura primitiva es gótica, Alberti opta por cubrir el edificio en construcción con una fachada rebosante de elementos clásicos que desbordan el proyecto inicial. Así, la fachada se nos aparece como una composición de dos enormes cuadrados dentro de los cuales se enmarca la obra. En su base, acompañará la puerta de marcado carácter gótico de unos nichos cuadrados; todo ello realizado en mármol de dos colores como marcaba el estilo del período. La puerta central de la fachada nos recuerda a los arcos de triunfo romanos, con unas columnas de orden corintio, arcos de medio punto, entablamento y dintel. Entre los dos niveles un gran entablamento de decoración cuadrangular los separa. En la parte superior un frontón de pilastras adosadas protagoniza la composición con un enorme rosetón en el centro. Con objetivo de suavizar la transición del nivel superior al inferior colocará dos enormes aletones en los laterales con forma de voluta que dotan al conjunto de una armonía elegante. Con un predominio de lo macizo sobre el vano y una dominante bicroma de mármol blanco y verde de la Toscana la fachada cierra un conjunto singular. Tras esta importante obra se esconde el genio de Alberti un humanista preocupado por las soluciones arquitectónicas del mundo clásico. Su estancia en Roma en la década de 1440 culminará con la publicación de su obra De Re Aedificatoria. Satna María Novella servirá de modelo a muchas otras obras posteriores como como la iglesia de Il Gesú.
Frente a esta obra tenemos la casa de Walter Gropuis en Lincoln, EE.UU., construida en 1937. Esta obra integra en sí todas las innovaciones técnicas de la arquitectura de principios del siglo XX. Además es uno de los grandes ejemplos constructivos de la Bauhaus en lo que respecta a materiales (vidrio, hormigón, acero, etc), funcionalidad y estructura (uso de muro cortina, organización de espacios interiores, etc). A su vez, es uno de los grandes ejemplos de arquitectura funcional desornamentada que rechaza cualquier historicismo y reivindica las líneas rectas, los volúmenes claros y el uso honesto de los materiales. La afinidad de Gropius con la técnica constructiva del “ballon frame” y su producción y montaje en gran escala dotan a esta construcción de este aspecto sobrio y funcional tan peculiar. En el interior, la fluidez del espacio interior a través del hall de la escalera conecta horizontalmente hacia las zonas de estar y verticalmente con la primera planta, la barandilla curva funcionará como conector vertical. El entorno, además, jugará una especial importancia en palabras del propio Gropius, que emplazará la casa en una pequeña colina, con vistas al monte Wachusett y próxima al lago Walden. Se estima que la parcela tenía unas dos hectáreas.
La tesis de partida en un comentario comparado radica en las interconexiones que ambas obras ofrecen en su análisis. La labor del opositor aquí es aclarar cuáles son esos conectores, en qué medida influye una obra en la otra y cómo podemos hacer una valoración objetiva desde un punto de vista analítico.
Nuestra propuesta discurriría por los siguientes conceptos. La estética clasicista y la contemporánea propia de la Bauhauss tienen varias características en común. De un lado los conceptos estéticos pitagóricos y neoplatónicos, muy relacionados con la proporción matemática o con la estructura dodecafónica musical de principios del siglo XX muy influyente en el nuevo estilo de la Bauhaus. Por su parte, además, la estandarización y la simetría son principios estéticos muy presentes en Alberti y su obra De Re Aedificatoria, que persisten en la propuesta visual de la arquitectura de Gropius. Podemos, pues, profundizar afirmando que la isometría, la reticularización, la repetición y el estudio geométrico, aunque trabajados desde un punto de vista más grácil en el Renacimiento, persisten de forma más matematizados en el estilo cientifista de la Bauhauss. Por otra parte, y entrando en aspectos menos formales, existen múltiples conexión estilísticas al hilo del uso de colores y acabados más allá de sus formas. La blancura homogénea que Gropius imprime a su obra no esconde esa metáfora de eternidad y pureza. En cierto modo, la perspectiva de la innovación técnica en la arquitectura contemporánea discurre por vías muy similares a las que conceptos como equilibrio y armonía en el marco neoplatónico del renacimiento.
