¿Por qué y cómo se puede afrontar con serenidad en las oposiciones la prueba de comentario?  (1)

¿Por qué y cómo se puede afrontar con serenidad en las oposiciones la prueba de comentario?  (1)

Foto de Valeria Terekhina en Unsplash

Como sabemos, la prueba del comentario es la más difícil de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura (esto mismo vale para el ejercicio práctico de Geografía e Historia) y, por ello, supone la gran criba en el proceso de selección. Esto hace que sea la prueba más temida. El artículo de hoy trata de ver por qué y cómo se puede afrontar con serenidad. Se nos ha alargado tanto, que vamos a hacerlo en varias entregas.

¿Por qué hay que amar la prueba del comentario?

Ya hace dos semanas, dedicamos una entrada en la que planteábamos las razones por las que un buen opositor debe desear que haya prueba de comentario en las oposiciones. Cuanto más exigente es una prueba, mayor selección establece y, si estamos bien preparados, esto es lo mejor que puede ocurrir, porque esa misma prueba es la que va a eliminar a nuestros rivales y nos va a dar la plaza. En las oposiciones, siempre estamos más cerca de la plaza cuantos más oponentes se eliminan. No puede, obviamente, ser de otra manera. 

Es imposible no temer la prueba del comentario en las oposiciones

Pero, a pesar de lo dicho más arriba, es imposible no temer una prueba que suspende más de la mitad de los opositores y que en ocasiones ha arrojado una tasa de suspensos del 85%. ¿Y si no reconozco la obra? ¿Y si no me doy cuenta de los rasgos literarios o lingüísticos que contiene? ¿Y si me equivoco al adscribirla a su género, época o movimiento? ¿Y si no soy capaz de armar el comentario? Todas estas preguntas y otras más nos quitan el sueño.  

La serenidad es importante el día D

Pero disminuir la ansiedad en la preparación es también fundamental. Se trata de un objetivo prioritario porque es la mejor forma de rendir en el día a día del estudio, la mejor forma de dormir bien y por ello la mejor forma de encarar las oposiciones. De la serenidad durante todo el proceso previo depende que estemos tranquilos el día D. Y eso es fundamental, porque justamente, no bloquearse y poner los cinco sentidos en la prueba y rendir al máximo en ella es lo que nos va a dar la plaza. Por contra, si no alcanzamos esa serenidad, el resultado puede ser fatal, como han comprobado muchas personas en sus propias carnes. Por tanto, ¿cómo alcanzar la calma ante esta prueba?

La dificultad de la prueba es siempre relativa

Lo primero que hay que señalar es que la dificultad de la prueba siempre es relativa. Esto quiere decir que, si sale un texto o una obra muy difícil de reconocer y adscribir por tratarse de una obra poco conocida, con toda seguridad, va a haber pocas personas que la reconozcan. Obviamente, quienes lo consigan, habrán dado un paso de gigante para hacer un buen comentario, pero no reconocerla no tiene por qué ser decisivo. Yo me presenté durante varias ocasiones a esta prueba y en algunas ocasiones no reconocí la obra. Incluso un año (fue en 1996 en Madrid), por ejemplo, cayó un fragmento de La novela de un literato de Cansinos Assens. Yo saqué la nota más alta de mi tribunal y ni siquiera la daté exactamente, pues dije que probablemente pertenecía a la novela experimental. de los setenta. Pero seguro que nadie más la acertó y muchos, seguramente, ni entendieron el texto.

No olvidar que es una carrera de obstáculos y cada valla va eliminando personas

No debemos, por tanto, olvidar que la prueba del comentario es una larga carrera de obstáculos en la que cada una de las destrezas en liza va eliminando opositores. La primera barrera, la comprensión, ya elimina a muchos. La segunda valla es la expresión, que elimina a muchos más. La tercera es la identificación de rasgos, que elimina a quienes no se saben los temas. Y la cuarta la organización y el análisis, que es la técnica propiamente dicha del comentario. Solo en quinto lugar situaría yo la identificación de la obra.

Lo fundamental es prepararse

Nunca insistiremos lo suficiente en que la preparación es la clave fundamental de todo el proceso. Podemos mejorar nuestra capacidad de leer y escribir. Podemos mejorar nuestro dominio del temario, memorizando los elementos de la lengua en sus diferentes niveles y los rasgos de los diferentes movimientos literarios. Podemos aprender de alguien que nos enseñe la técnica del comentario. Podemos leer y leer las obras fundamentales del temario. Lo que no podemos hacer es mejorar ninguna de estas facetas sin preparación. Y, como decía un inteligente amigo mío y catedrático de Lengua Castellana y Literatura desde 1966 (el año que yo nací) , “un auto-didacta es un ignorante que se enseña a sí mismo”. Prepárate bien y vencerás. No tengas la menor duda de que esto es así. 

Saludos y ánimo.

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