¿Por qué y cómo se puede afrontar con serenidad en las oposiciones la prueba de comentario? La importancia de la técnica del comentario.  (4)

¿Por qué y cómo se puede afrontar con serenidad en las oposiciones la prueba de comentario? La importancia de la técnica del comentario.  (4)

Atardecer en La Hispaniola. Foto de Eduardo L. Prieto

Proseguimos hoy nuestra serie sobre los elementos importantes para preparar y afrontar la prueba del comentario que, como sabemos, es la más difícil y exigente de las oposiciones y, por ello, supone la mayor criba del proceso. Superarla es dar un paso de gigante en la consecución de la plaza, por lo que su preparación rigurosa es imprescindible.

El comentario de las oposiciones es una pequeña prueba de obstáculos

En la primera entrada ya decíamos que esta prueba es como una pequeña carrera de obstáculos en la que hay que ir superando vallas. Si conseguimos saltar todas, llegaremos a la meta. Y en esa primera entrada ya presentamos las diferentes vallas y las ordenamos por orden de importancia. La segunda semana explicamos que la comprensión y expresión escrita son las virtudes más importantes que debemos demostrar al tribunal. En la tercera nos centramos en la importancia del temario, pues tras escribir y leer bien, explicamos por qué, si no dominamos el temario, es imposible hacer un buen comentario.

La tercera valla es el dominio la técnica del comentario

Hoy hablamos de la tercera valla: la importancia de dominar el análisis del texto y la redacción del comentario; es decir, de la técnica del comentario en sí misma. Y es que convendremos que es imposible hacer un comentario si no se sabe cómo se hace. Y la verdad es que esa es la situación de partida a la que nos enfrentamos todos o casi todos los opositores cuando nos embarcamos en la preparación.

Casi nadie aprende a leer literatura en la universidad

Lo cierto es que la actividad fundamental del aprendizaje de la literatura, que es la lectura comentada, apenas se trata en la universidad. ¿Cuántas novelas hemos comentado y debatido profundamente en clase? Yo creo que solo hice esto con Francisco Caudet. Pero no es la norma. Sabemos que el profesorado universitario es a la vez investigador y ello hace que una gran parte de su actividad no sea la de enseñar literatura sino la de preparar su próxima publicación. Están más interesados en las pequeñas cuestiones acerca de la datación, la vida o detalles polémicos o novedosos sobre las obras y los autores que en enseñar a leer literatura a sus alumnos.

Casi nadie aprende a comentar textos en la universidad

El comentario de texto es la aplicación del saber leer literatura (que eso sí que es el gran saber básico de nuestra área y no los de la LOMLOE) a un texto concreto o un fragmento. Es decir, se trata de aplicar el mismo mecanismo de análisis que se hace al leer una obra completa (novela, drama, poemario, etc.) en un fragmento concreto. ¿Y quién ha hecho eso en la universidad?
Lo normal es salir de la universidad sin haber realizado comentarios de texto. Por ello, la casi totalidad de las personas que se presentan a las oposiciones, simplemente, no saben hacer un comentario de oposiciones. De hecho, leo a menudo comentarios iniciales de los opositores que preparo que tienen un nivel de bachillerato. No pasa nada. Yo tampoco sabía hacerlos y aprendí opositando. Y es que hacer un comentario de texto de oposiciones requiere una técnica especial que debe ser enseñada y practicada. En ella, el manejo del tiempo es crucial.

Mi experiencia con Francisco Marcos Marín

Yo durante la carrera solo hice comentarios de texto con un profesor y realicé dos comentarios. Eso sí, fue para mí un gran profesor: don Francisco Marcos Marín y solo nos enseñó comentario semántico en su asignatura de Semántica. Teníamos que hacer dos exámenes al año (eran dos comentarios semánticos) y nos decía el texto con cuatro meses de antelación. Lo podíamos preparar durante todos este tiempo y teníamos luego dos horas para desarrollarlo. En el examen no podíamos consultar materiales: todo debía estar ya memorizado y estructura en la cabeza. Yo hoy me siento un privilegiado de haber tenido esas clases.

Mi experiencia como preparador de oposiciones con profesores universitarios

En estos últimos veintitrés años como preparador, he ayudado con éxito a varios profesores interinos de la universidad para sacarse la plaza. El primero era murciano. Debía de ser sobre 2016 o así. Cuando me mandó su correo y vi su currículo y sus publicaciones, decidí llamarlo por teléfono. Había escrito varias obras de comentario de diferentes periodos de la literatura. Le dije que estaba impresionado por su currículo y que creía que era muy posible que no necesitase mis servicios. Su contestación me abrió los ojos. “Me he presentado ya dos veces y he suspendido las dos. Creo que yo sé hacer comentarios de nivel universitario a los que dedico días y tengo una gran biblioteca a la que acudir para resolver dudas. Lo que yo necesito es que tú me enseñes la técnica que empleas”. Y eso es lo que yo hice. Conocimientos los tenía todos (muchos más que yo), pero no sabía hacer un comentario de oposiciones. Le preparé y sacó la plaza. Luego ha habido dos profesores más.

Los comentarios de las oposiciones requieren una técnica específica

Pero aunque con Marcos Marín aprendí muchas cosas, no aprendí a hacer un comentario de oposiciones. Por dos razones. La primera y fundamental: conocer el texto. No tiene nada que ver conocer el texto con cuatro meses de antelación que llegar a ciegas a un ejercicio. La segunda: el tiempo. No tiene nada que ver preparar un ejercicio durante cuatro meses que diseñarlo en cuarenta minutos. Hay que tener en cuenta que en las dos horas nosotros ya sabíamos lo que teníamos que poner: era solo redactar como locos. En las oposiciones tienes que dedicar un tiempo importante a leer. La tercera: las fuentes de consulta. En las oposiciones no puedes consultar nada.

El comentario de oposiciones es una técnica que se aprende con un buen método y practicando

Nuestro ejercicio tiene unos perfiles muy acusados. Desconocimiento del texto, ausencia de fuentes de consulta y, sobre todo, enorme velocidad en la lectura y la escritura. Somos esquiadores de eslálom: tenemos que sortear los obstáculos y a una velocidad endiablada. Como digo yo siempre: no tiene nada que ver conducir por el circuito de Jerez con una bicicleta a veinte kilómetros por hora sin competir contra nadie que lanzarse con un fórmula uno a trescientos kilómetros por hora compitiendo con decenas de rivales. El circuito es el mismo… todo lo demás es completamente distinto. Pues esa es la técnica que tenemos que aprender. Hacer el circuito llegando a meta el primero, a toda velocidad y sin salirse en ninguna curva.

Si alguien cree que es posible hacer bien un comentario de oposiciones sin haber practicado mucho antes, está completamente equivocado

Ni mas, ni menos. Debemos aprender a comentar, pues la mayor parte de las personas sabe describir un texto (yo leo muchos comentarios iniciales que describen el texto: aquí hay una metáfora, aquí hay un paralelismo…). Pero comentar no es describir. Hay una gran diferencia, que es la que media entre un aprobadillo (o incluso un suspenso) y un ejercicio que destaca. Y además de aprender a comentar, debemos aprender a gestionar el tiempo, que es un elemento vital en la vida y en esta prueba.

Motivos para el optimismo

Todo esto son motivos para el optimismo si nos estamos preparando bien. ¿Cuántos oponentes voy a tener en mi tribunal? ¿Cien? ¿Ciento veinte? ¿Cuántas personas van a ir verdaderamente preparadas, con la técnica dominada y sabiendo lo que hay que hacer en cada momento? Te garantizo que, como mucho (y seguro que me paso), el 15%. Así ha sido siempre y así será. Luego, si hay muchas plazas o el tribunal es benevolente, la tasa de aprobados subirá algo, pero que vayan a competir por las plazas, muy pocas personas. Tú vas a estar entre ellas. Levanta el ánimo. Tu preparación es buena. Si no reconoces el texto (cosa que es posible), sabes lo que has de hacer y dominas la técnica. Si sabes leer y escribir, saldrás adelante. Seguro. Y si reconoces el texto y te sabes el tema, sabes cómo organizar el comentario y brillar. Piensa que la prueba es siempre relativa. Ve con confianza.

El carácter del buen opositor surge del esfuerzo

Ya decíamos la semana pasada que las oposiciones nos obligan a forjar un carácter. Pasar de sentir terror ante la palabra “comentario” y lo que implica a esperar con nervios controlados que nos muestren el día D el texto que nos ha caído es un proceso de crecimiento personal. Nadie va a ir al día D feliz y contento. Nos jugamos mucho. Son muchas horas de esfuerzo y sabemos que tenemos dos horas y media o tres o cuatro para mostrar lo bien que comentamos. Eso no es fácil. Pero lo vamos a conseguir.

Vamos a la prueba pensando ya en la plaza

Justamente porque nos hemos preparado y hemos hecho esta evolución personal, sufriendo durante los comentarios realizados durante la preparación, vamos a ir con fe, pensando en la plaza, porque podemos afrontar la prueba con garantíasv. ¿Con qué garantía? Con la de que lo vamos a hacer mejor que los demás. Con la de que vamos a pelear cada verso, cada párrafo, cada palabra del texto sacándole el jugo necesario para alcanzar el objetivo. Con la confianza de que sabemos cómo se hace eso y otras personas no. Y esa seguridad se va a traducir en más palabras y mejor escritas en nuestro comentario. Reconozcamos o no la obra vamos a hacer un buen ejercicio. Si es un texto difícil, brillaremos aún más porque muchas personas naufragaran y nosotros flotaremos, con dificultad, pero flotaremos. Y si la hemos reconocido, mostraremos cómo se hace un comentario de texto de oposiciones bien hecho. Hemos crecido como comentaristas y como personas y lo vamos a demostrar. ¡A por la plaza!

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