Tema 60. El arte del renacimiento italiano y su influencia

Tema 60. El arte del renacimiento italiano y su influencia

Un proyecto absolutamente extraordinario

Te recordamos que por aquí tenemos un montón de test para repasar todos los temas y unas cuantas películas que te pueden ayudar para estudiar o explicar el temario.

Seguimos con nuestra serie El personaje del tema, proponiendo un sencillo juego. ¿Eres capaz de identificar a nuestro personaje a partir de la imagen y de las pistas que te ofrecemos? ¿Crees que el personaje de este tema debería ser otro? Cuéntanoslo en Facebook.

Hoy doblamos la apuesta, aunque el reto es realmente asequible. Os proponemos que identifiquéis autor y obra. Nuestro protagonista nació en 1377 en Florencia, como no podría ser de otra manera si hablamos de un personaje clave en el Renacimiento. Como buen artista renacentista, destacó en diferentes disciplinas, como la escultura y la pintura, realizando aportaciones decisivas al desarrollo de la perspectiva. También adquirió una notable destreza como orfebre y relojero.

A pesar de tener una muy corta experiencia como arquitecto, en 1420 recibió el encargo de proyectar y construir una gran cúpula. En su afán por conseguir una gran catedral, que debía dejar claro el poder de la ciudad frente a sus rivales del norte de Italia, los diferentes arquitectos encargados de la obra habían dejado un espacio descomunal para cubrir con la cúpula, un agujero de unos 45 metros de diámetro situado a 50 m de altura. Durante 40 años la obra permaneció parada porque nadie sabía cómo acometer un proyecto tan complejo.

Hasta que nuestro protagonista recibió el encargo. La referencia inevitable era el Panteón de Adriano, pero se había ejecutado 13 siglos antes, y la tecnología del hormigón romano utilizado en su construcción hacía más de 1000 años que se había perdido. Nuestro protagonista tuvo que inventar todo: el aparejo de los ladrillos que evitaba el uso de cimbras (cuyo coste habría sido inasumible), el sistema de replanteo con cuerdas en forma de estrella, las grúas para subir los materiales o los andamios para los albañiles (solo hubo tres accidentes mortales en todo el proceso de construcción de la cúpula). Nada de lo que existía en aquel momento servía para un proyecto tan extraordinario.

El proyecto de nuestro protagonista rescató las cúpulas de la época clásica y las incorporó a la arquitectura renacentista. La cúpula de Miguel Ángel para la basílica de San Pedro, por ejemplo, no existiría sin el trabajo previo de nuestro hombre. Nos atrevemos a preguntarnos si se habrían construido todas las cúpulas realizadas a partir del Renacimiento sin el proyecto de nuestro protagonista. Y nos atrevemos, incluso, a aventurar una respuesta: no. Nuestro protagonista fue quien salvó el lapso de 1300 años entre el Panteón y el Quattrocento. Una vez dado ese gigantesco salto, todo fue más fácil.

Por supuesto, hablamos de Filippo Brunelleschi y de la cúpula de Santa María del Fiore en Florencia.

Origen de la imagen.

Comparte esta entrada
Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on whatsapp
Whatsapp
Share on google
Google