El dictador ciego
Te recordamos que por aquí tenemos un montón de test para repasar todos los temas y unas cuantas películas que te pueden ayudar para estudiar o explicar el temario.
Seguimos con nuestra serie El personaje del tema, pero ahora te proponemos un juego. ¿Eres capaz de identificar a nuestro personaje a partir de la imagen y las pistas que te ofrecemos? ¿Crees que el personaje de este tema debería ser otro? Cuéntanoslo en Facebook.
Cuando cayó el muro de Berlín solo un dirigente comunista fue incapaz de ver la nueva situación: el hombre de la imagen.
El 9 de noviembre de 1989 a las 18.00 h comenzaba en Berlín Oriental una rueda de prensa que resultaría histórica. Günter Schabowski, portavoz del Partido Socialista Unificado de Alemania (el partido único en la República Democrática de Alemania), debía dar detalles sobre las nuevas regulaciones de emigración que había aprobado el Gobierno. En medio de una gran confusión, interpretando un texto que apenas había leído por encima cinco minutos antes, Schabowski terminó por decir que los ciudadanos de la Alemania Oriental podrían viajar libremente al extranjero y que la medida entraría en vigor inmediatamente. Aunque se trataba de un error, nadie pudo reconducir la situación, miles de ciudadanos se agolparon en los pasos fronterizos para cruzar al Berlín Occidental. Apenas 4 horas después de concluir aquella rueda de prensa, los funcionarios, confundidos por las noticias que les llegaban, decidieron permitir el paso libremente. Una multitud de ciudadanos del Este fueron recibidos por otra multitud de ciudadanos del Oeste en medio del júbilo general. ¡Había caído el muro de Berlín!
Las televisiones de todo el mundo retransmitieron el acontecimiento en directo. Los que tenemos edad para recordar aquello y cierto gusto por la Historia no olvidaremos nunca la emoción que nos embargaba al estar asistiendo desde el sofá de casa a un hecho histórico, comparable al asalto al Palacio de Invierno o a la toma de la Bastilla.
A partir de aquel día los hechos se precipitaron en el bloque soviético, que, de hecho, ya venía mostrando síntomas de agotamiento. Los diferentes regímenes comunistas en la Europa del Este observaron cómo la URSS, inmersa en su propia crisis que acabaría con su disolución solo dos años más tarde, permanecía impasible ante los acontecimientos de Berlín.
El mensaje estaba meridianamente claro: a diferencia de lo que había pasado en Hungría en 1956 y en Checoslovaquia en 1968, esta vez los tanques soviéticos no acudirían en ayuda de los gobiernos comunistas en problemas. Los dirigentes de todos los países del bloque soviético se apresuraron a iniciar procesos de transición a la democracia o a acelerar los que ya estaban en marcha.
Solo nuestro protagonista permaneció ciego ante la nueva realidad. Se empeñó en reprimir a tiros las manifestaciones de descontento, causando decenas de muertos, y se mostró absolutamente perplejo cuando una manifestación convocada en su apoyo se convirtió en una protesta masiva. Era incapaz de entender lo que estaba pasando. Pero los dirigentes del partido comunista y algunos oficiales del Ejército tomaron la iniciativa, no estaban dispuestos a dejarse arrastrar por la ceguera del líder: detuvieron al dictador, le juzgaron y le fusilaron junto a su mujer el día de Navidad, cuando apenas había transcurrido un mes y medio desde la caída del muro. Las imágenes de la ejecución también las pudimos ver en televisión, no resulta fácil olvidarlas.
Evidentemente, estamos hablando de Nicolae Ceaucescu, presidente de Rumanía desde 1967 hasta su ejecución en 1989.
Origen de la imagen: Photo #B041, Online communism photo collection
