Tema 19. La población española. Comportamiento demográfico. Fenómenos migratorios

Tema 19. La población española. Comportamiento demográfico. Fenómenos migratorios

Volvemos con nuestras propuestas de cine para opositores. Siempre con el convencimiento de que una imagen vale que más que mil palabras y de que podemos conjugar entretenimiento y estudio. Además de estas recomendaciones de películas, ya sabéis que tenemos más de un centenar de test sobre todos los temas para ayudar con los repasos.

Después de haber traído por aquí varias superproducciones de Hollywood regadas con numerosos Óscar e interpretadas por grandes estrellas, hoy traemos una película diferente. Una apuesta arriesgada, lo reconocemos. Nuestra recomendación de hoy es El turismo es un gran invento (1968), dirigida por Pedro Lazaga e interpretada por Paco Martínez Soria. Sí, efectivamente, es una de esas pelis que ven nuestras abuelas en Cine de Barrio 😮 y que tanto nos horrorizan. Pero, por favor, seguid leyendo hasta el final.

Paco Martínez Soria, tuvo una exitosa carrera en el teatro como actor de comedias desde la posguerra hasta prácticamente su fallecimiento, en 1982. Al frente de su propia compañía, gozó siempre del favor del público. A partir de 1966 inició una colaboración con el director de cine Pedro Lazaga que les llevaría a rodar juntos una decena de películas en un periodo de 12 años. Algunas de esas películas estaban basadas en obras con las que Paco Martínez Soria ya había tenido éxito en el teatro. El actor normalmente interpretaba el papel de un tipo aragonés de pueblo que se enfrentaba con dificultades a una sociedad que estaba cambiando muy deprisa, aunque, al final, el saber popular siempre terminaba por imponerse a las modas del progreso. Siendo él mismo de Tarazona (Zaragoza), el papel le encajaba a la perfección.

En El turismo es un gran invento, Paco Martínez Soria interpreta al alcalde de un pueblo aragonés imaginario, Valdemorillo del Moncayo, que observa con pesar cómo la juventud emigra a la gran ciudad. En aquel momento (1968), el turismo aparecía como la única alternativa económica de progreso, de modo que el alcalde, cegado por el auge de las zonas de playa, decide emular el éxito de la Costa del Sol pero en las faldas del Moncayo. Evidentemente, la cosa no acaba bien, todavía faltaban varias décadas para que apareciera el fenómeno del turismo rural.

Por supuesto, la película sabe a antiguo y huele a rancio, es eso que antes se llamaba una españolada, con tono despectivo. Pero cuando la volvemos a ver en televisión (siempre por culpa de nuestra abuela, nosotros nunca haríamos algo así 😉 ), de repente nos damos cuenta de que se ha convertido en una película de absoluta actualidad. ¿De qué va la peli? Del origen de la España vacía (o vaciada, como prefiráis) y del enorme contraste entre la costa y el interior. En la década de 1960 ya se estaba dando la gran emigración del campo a la ciudad y en los pueblos eran muy conscientes del problema. Aragón estaba comenzando a convertirse en un desierto. Una comedia con un terrible drama de fondo. Hoy, probablemente, Valdemorillo del Moncayo tendría un aspecto similar a la imagen que acompaña a esta entrada.

Si queremos seguir sacándole jugo a la película, también podemos fijarnos en esas escenas en las que el alcalde y el secretario del ayuntamiento (José Luis López Vázquez) van a la Costa del Sol y quedan obnubilados por las extranjeras en bikini. ¿Sexista? Puede, pero quizá sería más exacto llamarlo «radiografía de una época«.

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