El proceso de creación de las autonomías no fue tan fácil como te lo han contado
Te recordamos que por aquí tenemos un montón de test para repasar todos los temas y unas cuantas películas que te pueden ayudar para estudiar o explicar el temario.
Seguimos con nuestra serie El personaje del tema, proponiendo un sencillo juego. ¿Eres capaz de identificar a nuestro personaje a partir de la imagen y de las pistas que te ofrecemos? ¿Crees que el personaje de este tema debería ser otro? Cuéntanoslo en Facebook.
Nuestro mapa autonómico ya tiene 40 años, el paso del tiempo ha hecho que la actual división territorial de España nos parezca algo natural. Nos resulta evidente, por ejemplo, que La Rioja sea una comunidad uniprovincial o que Castilla y León tenga 9 provincias. Nos parece que no podría ser de otra manera. Pero nada más lejos de la realidad. Cuando se inició el proceso de creación de las comunidades autónomas, nadie sabía cuál iba a ser el resultado. Hoy pocos lo recuerdan, pero Segovia estuvo a punto de ser una comunidad uniprovincial (buscad por ahí a Modesto Fraile y veréis). De hecho, una de las críticas más comunes al proceso constituyente es que la organización territorial no quedó perfectamente definida en la Constitución. La frase que nos viene a la mente para definir aquel proceso es a río revuelto, ganancia de pescadores.
En ese contexto inicial de incertidumbre, un grupo de personalidades cántabras publicaron el denominado Manifiesto de los cien en 1976, anunciando el nacimiento de una asociación para la defensa de los intereses de la región. Ese mismo año nació la Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria (ADIC) con nuestro personaje como presidente. Un hombre que venía del Movimiento y del Sindicato Vertical, pero que tuvo buen olfato para percibir el cambio.
En 1978 el proyecto inicial de autonomía de Castilla y León incluía la provincia de Santander (como se llamaba entonces), recogiendo su pertenencia tradicional a la entonces región de Castilla la Vieja. Desde ADIC se proponía una comunidad uniprovincial. La sociedad cántabra no tenía un sentir claro y generalizado en una u otra dirección. Fue el trabajo de las personalidades de ADIC el que finalmente decantó a la mayoría de ayuntamientos hacia la autonomía uniprovincial. Pero lo consiguieron en el último momento, bien podría haber ocurrido que la provincia de Santander hubiera quedado dentro de Castilla y León.
Nuestro personaje participó en la fundación del Partido Regionalista de Cantabria (PRC) en 1978, con el que obtuvo un escaño en las primeras elecciones autonómicas en 1983. Escaño que ha conseguido mantener desde entonces, lleva 40 años en el parlamento de Cantabria. En ese tiempo ha sido presidente de la comunidad durante 16 años en dos mandatos diferentes y vicepresidente durante otros 8 años entre ambas presidencias.
No podemos negarlo, nuestro personaje ha conseguido convertirse en el gran embajador de Cantabria y en un anuncio viviente de los sobaos pasiegos y las anchoas de Santoña.
Por supuesto, todo el mundo conoce a Miguel Ángel Revilla.
