¿Qué hacer cuándo nos atrapa el temporal en las oposiciones?

¿Qué hacer cuándo nos atrapa el temporal en las oposiciones?

Llega el otoño y con él los primeros temporales. Llevamos ya unas semanas estudiando y lo que creíamos una travesía estable, con esfuerzos duros, pero controlados; se ha convertido en algo más impredecible debido a diferentes causas. Efectivamente aparecen los chubascos repentinos que cambian todo, como puedan ser enfermedades, las llamadas para trabajar, sea en plazas interinas o en colegios privados o concertados o simplemente, el choque contra la realidad: cuando creíamos que un tema nos iba a costar tres o cuatro días de estudio, resulta que nos cuesta dos semanas. Es decir, se produce un cambio absoluto en la percepción del estudio de las oposiciones y el plan de estudio que nos habíamos trazado salta hecho pedazos, arrastrado por la fuerza de la primera ola. ¿Qué hacer en este caso?

La aceptación de las nuevas circunstancias es básica para el estudio

Como ya sabéis, me gusta mucho la navegación y de ahí que emplee en muchas ocasiones alegorías náuticas que, además, creo que se adaptan perfectamente a lo que tratamos. Al fin y al cabo, el mar es la vida. Y al ver que nos encontramos con un cambio súbito en las condiciones meteorológicas y de la mar, lo primero que hay que hacer es aceptarlas. Es decir, hemos de ser conscientes de que, por la razón que sea, no podremos hacer frente al plan de estudio que nos habíamos planteado. Puede ser por falta de tiempo, puede ser porque la memorización es mucho más dura de lo que suponíamos o porque no acabamos de dar la tecla con los repasos… Eso importa menos que el hecho de que lo que hace unas semanas o unos días era de una manera, ahora es de otra. Es decir, hay un viento mucho más fuerte de lo que esperábamos, hay una ola mucho más alta y no tenemos más remedio que modificar nuestro plan y quizá, nuestro rumbo, para alcanzar con éxito la costa.

El error de insistir

Todo esto puede parecer una tontería, pero lo cierto es que he conocido muchos casos de personas que, a pesar de que las circunstancias les indican que no pueden mantener el ritmo que habían planeado, se niegan a aceptar la realidad e insisten en mantener un ritmo de estudio imposible. Y no es que estas personas sean tontas; es que tienen un profundo sentido de la responsabilidad y del sacrificio que les lleva, temerariamente, a sobreponerlo al sentido común. 

Estas personas suelen acabar en una crisis profunda e incluso abandonando la oposición por la ansiedad y la angustia que sufren. Son como el patrón de un velero que, ante un viento muy elevado, se empeña en navegar a toda vela: acaba por forzar el barco e incluso el viento puede llegar a romper a la embarcación las velas, los palos  e incluso haciéndola naufragar.

La modificación del plan de estudio

Lo que hay que hacer en estos casos no es mantener el rumbo y la velocidad, sino pensar que lo fundamental es llegar. Y para llegar lo más pronto posible, es fundamental no quebrar nuestro espíritu y adaptarnos a las nuevas circunstancias sin ningún sentimiento de culpa y sin dilación. No sufrir psicológicamente más allá de lo estrictamente necesario: ese es el objetivo. Llegar a puerto con el barco intacto. Porque si nosotros nos rompemos… ¿quién va a sustituirnos en nuestra vida y en la de los seres que queremos? Nadie. Así que, modifiquemos el plan, hablemos con nuestro preparador si lo tenemos y afrontemos el temporal como lo que es, algo sobre lo que no podemos mandar. Lo que sí podemos hacer es adaptarnos a él.

Razones para el optimismo

Hay además muchas razones para el optimismo. ¿La principal? Que lo que se nos ha atravesado es una oportunidad para crecer como personas. El trabajo nos dará dinero y experiencias, las enfermedades y las vicisitudes familiares probarán a nuestro entorno que somos personas que sabemos mantener un orden de prioridades. La oposición no es solo estudiar; es una enorme prueba para nosotros y para quienes nos rodean y, como todas las pruebas, nos sirve para saber quienes están realmente de nuestro lado y quienes no. Así que el temporal, a pesar de sus inclemencias, nos va a hacer más fuertes y mejores personas. No olvidemos esto jamás. 

Por otro lado, muchas otras personas, la mayoría, carecerán de orientación sobre cómo realizar estos cambios deorientación. En la preparación de oposiciones como en el mar, si hay algo importante, es la estrategia a seguir, el rumbo para alcanzar el puerto y la mayoría de quienes se nos enfrentarán en 2020 no van a tener la serenidad y el sentido común del que nosotros sí vamos a hacer gala. 

Y finalmente, la tercera razón para el optimismo es que hay que confiar en que tras la tormenta siempre llega la calma. Siempre. Y en esta oposición, siempre se alcanza el puerto. Solo hay que resistir y actuar inteligentemente cuando la situación empeora. Quizá eso suponga que lleguemos más tarde, pero llegaremos. Ese es el pensamiento que debemos desde el cerebro, introducir, todos los días, en el corazón. Llegaremos. Claro que llegaremos.

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