La Comunidad Valenciana realiza la prueba escrita de las oposiciones este fin de semana. Nervios, ansiedad, dificultades para dormir… Ilusiones, esperanzas, sueños… Una mezcla de emociones exacerbadas suele entremezclarse cuando vemos la silueta del puerto en lontananza. Deberemos desarrollar la maniobra definitiva, la arribada, en poco tiempo. Y no queremos fallar. Vamos a intentar dar unos meros consejos
Conocerse y ser empático con uno mismo.
Esto es una cuestión fundamental. Cuando hemos vivido una situación determinada en varias ocasiones, ya sabemos cómo vamos a reaccionar. Pondremos un ejemplo: si vamos a pelear, sabemos que el nerviosismo, el temblor de piernas, la respiración agitada y la focalización visual en el objetivo van a ser reacciones que van a aparecer, queramos o no. Y si estos síntomas aparecen, no nos vamos a hundir, porque sabemos que eso es lo normal. Si vamos a una entrevista laboral, sabemos que también los nervios van a aparecer y, por ello, cuando aparecen, estamos más preparados para afrontarlos. En las oposiciones debemos hacer igual para no hundirnos. Debemos prever cuáles pueden ser las emociones que nos embargarán para actuar de la forma más inteligente y racional posible en la defensa de nuestros objetivos.
El acto de presentación y su nerviosismo
Hay ocasiones en que el acto de presentación se desarrolla un día anterior al del examen. En estos casos, el tribunal nos convoca en el instituto o centro que tiene como sede y debemos acudir con nuestro DNI. Va mucha gente, lógicamente, pues muchas personas van acompañadas de su pareja o amigos. El tribunal se presenta y va pasando lista. Quienes no se presentan al acto, pierden sus derechos. Es normal que un 10% y hasta un 20% de los opositores no aparezcan. Una vez vistos cuantos opositores se han presentado, se reparten las plazas por los tribunales (siempre y cuando la convocatoria así lo marque, pues hay ocasiones en que las plazas las asigna una comisión y no el tribunal). Lo normal es que haya ciertos nervios, pues el ejercicio está muy cerca.
En otras ocasiones, acto de presentación y examen se dan de forma subsiguiente. Es decir, según vamos mostrando el carné nos hacen pasar a la sala de examen y nos sientan (generalmente en una clase, aunque yo he hecho exámenes incluso en los pasillos del centro cuando los tribunales los componíamos trescientas personas).
El día del examen:
El día del examen hay que ir con bastante antelación. Sabemos que vamos a estar muy nerviosos y que cualquier contratiempo puede desgastarnos aún más. El temor a los atascos, a un pinchazo o a cualquier otro contratiempo puede afilar nuestros nervios y ponernos en un estado de tensión que no nos interesa. Por tanto, antelación y búsqueda de la máxima serenidad. Si tenemos quien nos lleve y contamos con un buen sistema de repasos, como el que nosotros postulamos, puede ser el momento también de echar rápidos vistazos a todos los temas. Es normal que veamos situaciones de enorme nerviosismo que sean incluso absurdas. Yo nunca olvidaré, por ejemplo, en el año 1998 a un melenudo opositor madrileño que, cuando entré al servicio, estaba defecando sentado en la taza del WC con la puerta abierta y la mirada perdida como un zombi. Evidentemente, los nervios le habían jugado una mala pasada. Yo ya tenía bastante experiencia, pues eran ya seis años opositando y la verdad es que no pude evitar el asombro… y la sonrisa. El humor siempre ha sido para mí una buena forma para desviar el nerviosismo.
El sorteo de los temas
Aquí también pueden producirse variantes. Una es que veamos cómo se realiza el sorteo. Incluso lo normal es que el tribunal pida que uno de los opositores saque las bolas. Ojo con esto por si te toca hacerlo… Lo normal es que el tribunal, con la asignación que les dan, haya comprado una lotería barata. Y para cerciorarse de que están todas las bolas, las va metiendo en un bombo o una bolsa de una en una. La 1, la 2, la 3 y así sucesivamente. El resultado es que las bolas, al ser el bombo o bolsa muy pequeño, prácticamente no se mueven y las correlativas quedan juntas. Por ello es muy común que las bolas salgan también correlativas, pues la mano inocente no las mueve muchísimo, sino un poco. Y si solo se mueven un poco, como el espacio en el que están es muy reducido, salen correlativas. Este momento de salir las bolas es de especial tensión y hay que sobrellevarla de la mejor forma posible. Si se nos invita a sacar las bolas, yo lo haría para garantizar que las bolas se mueven mucho dentro del bombo. En todo caso, salgan los temas que salieren, el tribunal escribe sus títulos en la pizarra para que podamos verlos. Es este el momento en que varias personas se levantarán para irse pues ninguna bola les ha salido. Nosotros no. Vamos a hacer nuestro mejor tema.
La elección del tema
Esta es una cuestión a la que podemos y debemos dedicar un par de minutos. Lo primero es llevar una idea clara de cuáles son nuestros temas más fuertes y más débiles. Si sigues nuestro método de repasos no tendrás dudas cuáles son unos y otros. Este es el elemento central a tener en cuenta. Debemos hacer el tema que mejor nos sepamos. Ahora, si tenemos la suerte de que nos caigan dos o más temas que sabemos más o menos igual (llevar dos temas exactamente igual es imposible) debemos elegir en función de varios factores y el hecho de que pensemos que un tema es más difícil o va a ser hecho por menos personas es una buena razón para elegirlo, pues nuestro tema ya destacará antes de ser leído y por ello, de forma inconsciente, será leído con más atención.
El ejercicio práctico.
El momento en que nos dan los textos y enunciados del ejercicio práctico es otro de los que mayor tensión despierta. En ocasiones, vamos a tener la opción de elegir. Lo mejor es hacerlo por descarte. Descartemos lo que peor nos sepamos.
La búsqueda de la serenidad
Una vez sale tema o ejercicio práctico y ya hemos elegido, de lo que se trata es de dar el máximo. Serenarse, reflexionar y volcar todo el trabajo que hayamos hecho durante nuestra preparación. Hay que darlo todo y no perder la concentración. Hay que prepararse incluso para la situación en que nada se nos ocurre y sin embargo reaccionar positivamente. Quienes han seguido nuestros cursos saben que es mejor aprender a gestionar la ansiedad en la preparación para estar acostumbrados a la presión del tiempo. A esto nos referíamos antes con conocerse a sí mismo. Quien ya ha vivido situaciones similares de agobio y una cierta desorientación será capaz de gestionarlas mejor el día D. Miremos a nuestro alrededor y veremos a muchas personas mirando el techo y con cara de angustia extrema. Nosotros, tranquilos y a lo nuestro. Leer, comprender, reflexionar, esquematizar y escribir. El triunfo ya está cerca. Vamos a darlo todo.
Vivir la experiencia
Hacer el ejercicio de las oposiciones es una de las experiencias más intensas que podemos vivir en nuestra existencia. Es duro, angustioso, agobiante.., pero por encima de todo es la oportunidad de demostrar todo lo que hemos aprendido, todo lo que nos hemos esforzado, todo lo que hemos crecido como personas. Podemos vivir los días previos desde la angustia, pero es mejor vivirlos desde la ilusión y la esperanza. Podemos vivir el propio examen como una tortura o podemos vivirlo como una experiencia que nos está conduciendo a la plaza, bien de manera directa (este mismo año) o como una preparación necesaria para dentro de dos años. De lo que se trata es de sentirnos pasajeros de esta gran aventura que es la vida y confiar en que, al final, las cosas van a salir bien.
Pensamiento positivo
Estas oposiciones van a ser especiales por muchas cosas. Y una de ellas es la extraordinaria vivencia que estamos superando desde que se inició la pandemia. Hemos llegado aquí después de cien peripecias, de mil renuncias y sacrificios y de una esperanza infinita. Tras la bruma que envuelve todavía este amanecer, está el puerto de la libertad. Y en él, en su ensenada tranquila, en sus playas luminosas, hay una plaza para ti. ¡Vamos a por ella!
Como siempre, nuestro recuerdo a las víctimas de la pandemia y a sus familiares. Saludos y ánimo.