Oposiciones e interinidad: cómo intentar compatibilizar todo

Oposiciones e interinidad: cómo intentar compatibilizar todo

Hoy tratamos un tema sobre el que siempre he querido escribir, pero que nunca había abordado. Siempre hay personas entre las que preparo que me llaman o escriben correos angustiadas porque no saben cómo compatibilizar el necesario estudio de las oposiciones con la obligación del trabajo en el instituto. ¿Cómo llegar a todo? Yo me informo exactamente de la situación que tiene la persona y le intento dar unas indicaciones basadas en el sentido común y en mi propia experiencia como opositor y profesor. Como veo que el artículo se me ha ido alargando, realizaremos al menos dos entregas sobre el tema.

La llamada de la administración inicia el proceso y prende la incertidumbre

¿Cómo no recordar la primera vez que nos llamó la autoridad educativa? Antiguamente por telegrama urgente y ahora por medios digitales, la dicha que sentimos al recibir la notificación es enorme. La gran ilusión: ser docentes de verdad enfrentándonos a la realidad educativa. ¡Qué alegría más grande! Aunque pronto llega la incertidumbre (¿estoy preparado?, ¿lo haré bien?) y luego la realidad del trabajo diario con sus dificultades (el comportamiento de los alumnos, la preparación de las clases, las correcciones, la burocracia…) no debemos olvidar como era el antes de que nos llamarán y de que, a pesar de todo, nadie querría volver a su situación inicial. De hecho, si todas las personas prefirieran estar sin trabajar en los institutos, ni habría interinos ni habría oposiciones porque nadie se presentaría. Que no se nos olvide esto nunca. 

El trabajo como profesor es una ventaja tremenda en las oposiciones

Así que lo primero que hay que tener claro es que el trabajo como profesor es la mejor situación (y fíjate bien que digo la mejor) situación para afrontar las oposiciones. Y esto por varias razones: la primera, porque estamos ya dentro de las listas de interinidad y, aprobemos o suspendamos, siempre y cuando no cambien el sistema de acceso, tendremos trabajo para toda la vida. ¿Hay muchas personas en esta situación en España? Lo segundo, porque cada día de trabajo nos da puntos para las propias oposiciones (algo que no pueden decir quienes preparan oposiciones y están trabajando en otros sectores de los que quieren salir opositando). Y la tercera, porque trabajando como interinos extraemos experiencias, sabiduría y lecciones valiosísimas que se pueden aplicar al dominio de los temas, al comentario y a la preparación de la programación. 

Por tanto, lo primero de todo, es mirar el lado positivo de las cosas y agradecer a Dios la bendición de que nos hayan llamado para ocupar una plaza interina. Y una vez asumida la bendición que supone estar trabajando y valorado con espíritu positivo esta situación, vamos a centrarnos ya en las claves prácticas que podemos emplear para optimizar nuestro tiempo.

La gestión del tiempo es lo fundamental

Y es que la gestión del tiempo del que disponemos es fundamental para conjugar acertadamete trabajo y estudio. Tenemos que cumplir con el horario del instituto y con nuestra obligaciones laborales; tenemos que estudiar lo máximo posible. ¿Cómo hacerlo? Intentando que el tiempo que pasemos en el instituto sirva al máximo para las oposiciones y que el tiempo que pasemos fuera del instituto se dedique íntegramente al estudio. Es decir, una de las claves fundamentales es no llevarnos trabajo del instituto a casa. ¿Y eso cómo es posible?, se preguntarán algunas personas. ¿Dónde vamos a corregir? En el propio instituto. Esa es la contestación.

¿Cómo no llevarse trabajo del instituto a casa?

Hay varias claves en este sentido. Lo primero es que corregimos lo que mandamos hacer. Yo soy partidario de mandar pocas tareas, que sean realmente significativas y corregirlas exhaustivamente, a mandar muchas y corregirlas por encima. 

Para la expresión escrita, es mejor pedir un texto de doscientas palabras (piénsese que en Andalucía, por ejemplo, es lo que se le pide al alumno en el comentario crítico de Selectividad) que uno de seiscientas. La solución que yo realizo en clase es la siguiente: en los exámenes pido textos muy cortos y los trabajos son corregidos diariamente durante el transcurso de la clase. Los proyecto en la pizarra digital o con el cañón, los leo en voz alta y los corrijo delante de los alumnos, con lo que la corrección es mucho más útil porque es general y porque se realiza en el tiempo de clase. Dedico entre diez minutos y quince a corregir cada día un cuento de un alumno. Otra forma de tardar menos en las correcciones es generarse buenos ejercicios de tipo test en los que las respuestas sean muy largas y parecidas entre sí, lo que obliga al alumno a una comprensión cabal de lo que está leyendo y debe contestar. Tardamos más en poner la prueba, pero la corrección es sencilla. Para la oralidad, realizaremos exposiciones orales por parte de los alumnos y sencillos cuestionarios tipo test para las audiciones. El conocimiento de la lengua se puede y se suele corregir en la propia pizarra o por medios similares empleando la pizarra digital. Y la literatura, puede evaluarse perfectamente a partir de comentarios muy pautados. Esto que estoy poniendo aquí no son fantasías, sino experiencias educativas que yo he desarrollado y que son visibles en mis blogs de profesor. Son experiencias que están en nuestro Curso de prácticas didácticas que ahora se incluye en los cursos Opolengua y Total.

La otra forma de no llevarse trabajo a casa es corregir mientras los alumnos realizan sus tareas en la propia clase. Para ello debemos tener un ambiente adecuado en el que realizar la labor docente, con alumnado trabajador y respetuoso. Esto se consigue por medio de la evaluación, haciendo ver a los alumnos que la nota del trabajo en clase será fundamental y que quien no realice las tareas en el tiempo estipulado dentro de la clase, no podrá entregarlas después salvo que haya faltado. Les mandamos una tarea de veinte minutos o media hora y ese tiempo lo empleamos en corregir.

Otra forma de no llevarse trabajo a casa es no perder el tiempo socializando en la sala de profesores o en la cafetería. Es comprensible y humano: todos tenemos la necesidad de integrarnos en el grupo y charlar. Pero este año son las oposiciones y tenemos unas prioridades. Y ni los compañeros ni la dueña de la cafetería se van a presentar por nosotros a las pruebas. Ese día estaremos solos, así que es mejor que la decisión sobre lo que nos conviene este año la tomemos pensando solamente en nosotros.

Proseguiremos la semana que viene

Y con esto acabamos la entrega de hoy. La semana que viene seguiremos con este tema señalando no ya cómo no llevarse trabajo a casa; sino planteándonos como estudiar mejor las oposiciones gracias al trabajo. Mientras tanto, ¡a estudiar duro y fuerte porque el futuro es nuestro!

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