Hoy tratamos un tema recurrente y que ya hemos entrevisto en otras ocasiones. Y volvemos a él porque son muchas las personas que nos escriben preguntándonos por este tema y además porque su interés es grande, no solo para las personas que todavía no han empezado ni siquiera a estudiar, sino también para aquellas personas que, por diferentes razones, han sufrido un parón importante en su estudio e incluso para cualquier persona que se presente a las oposiciones.
Estamos ya en diciembre. Se acerca la Navidad. Dentro de unos ciento ochenta días tendremos que enfrentarnos al examen. ¿Merece la pena realizar el esfuerzo titánico? Pues pasemos a contestar el ejercicio.
Estudiar con tan escaso tiempo hasta el día de las oposiciones no es lo mejor
Empezaremos por reconocer lo obvio. Sería absurdo hacer creer a una persona que se presenta por primera vez a las oposiciones que tiene las mismas posibilidades de salir bien librado de los exámenes que otra que lleve estudiando desde septiembre o incluso años. Tres meses son tres meses y dos años son dos años. Si estas personas han estudiado bien sus veinte horas semanales de media y sin parones, nos llevan ventaja clara.
¿Pero cuántas personas son absolutamente regulares y no tienen parones y contratiempos?
Pues esta es la cuestión. Casi ninguna. La inmensa mayoría de las personas que opositan sufren parones por diferentes razones. Por presiones en su trabajo, por el cuidado de sus hijos u otros familiares, por enfermedades o por otras circunstancias de la vida que les obligan a apartarse del estudio, pierden horas semanales o incluso semanas enteras. No solo esto, sino que en las oposiciones, y quien está dentro sabe perfectamente de qué hablo, hay muchas semanas en las que la moral puede resultar tocada y nuestro rendimiento ser menor por falta de confianza en nuestras posibilidades, por ansiedad o por otras razones. Y también está el caso, muy frecuente, de aquellas personas que no pueden rendir las veinte horas semanales.
¿Cuántas personas comienzan a estudiar las oposiciones en serio en marzo?
Pues la inmensa mayoría. Aunque pueda parecer mentira, el grueso de los opositores comienzan a estudiar cuando salen las bases. Esta es una lección, que a mí me parecía increíble pero que confirmé cuando organicé un sindicato de interinos en Madrid (AICEP) durante los años noventa del siglo pasado. En aquellos tiempos, yo conocí a muchísimos opositores de muchas especialidades y me empapé de la situación de cada una de ellas. Una constante se repetía: casi la mitad de quienes opositaban empezaban a echar esas veinte horas semanales cuando se veían con el examen encima. No estoy diciendo el 90%, sino el 50%.
¿Cuántas personas llevan más de treinta temas a las oposiciones?
Y aquí sí que está la cuestión definitiva. Como mucho, el 10% de los opositores. No más. Y puedo avalar esta afirmación con argumentos. En ese mismo periodo de los noventa, yo seguía con sumo interés el número de opositores que aprobaban todos los ejercicios en todas las especialidades. La única manera de conseguir una vacante entonces en Madrid era aprobarlos todos porque las listas se organizaban según las notas de la oposición y para estar en la parte A que daba acceso a las vacantes había que aprobar hasta la encerrona. Pues bien, tanto en Lengua, como en Biología, como en Geografía, entre 1994 y 2000, años en que estuvo en vigor este sistema, ni un 5% de los opositores lo conseguía. No aprobaban el primer ejercicio porque no se sabían el temario (entonces eran solo dos bolas las que se sacaban). Esa era la realidad.
Primera conclusión: es posible competir.
Así pues, la primera conclusión es que es posible competir. Si somos capaces de mantener ese ritmo de veinte horas semanales de aquí a junio podemos estudiarnos dos temas por mes con lo que estaremos en unos doce temas perfectamente estudiados de aquí a la fecha (como con nuestro Método de estudio Opohispania) o incluso veinte con sus ideas básicas (con nuestro Método 12). Hay que elegir una buena secuencia de temas que tengan relación con los comentarios y ponerse manos a la obra y esto es posible. La probabilidad nos dice que con 12 temas tenemos un 61% de posibilidades y con veinticuatro un 88% de posibilidades. Luego es posible. No hay que olvidar que una vez que nos ha salido una de nuestras bolas, ¡ya estamos dentro! Aunque las otras personas, lleven muchos más temas, el sistema de acceso no evalúa que llevemos todos los temas preguntándonos sobre todo el temario, sino que evalúa solo un tema.
Segunda conclusión: analizar la situación personal y la de la propia oposición
Antes de tomar la decisión, es bueno sopesar de forma realista de qué tiempo vamos a disponer y cómo van a ser nuestras condiciones personales durante estos meses. ¿Disponemos del tiempo necesario? ¿Tenemos un horizonte personal que nos permite dedicar un tiempo al estudio? Y también debemos analizar las condiciones de la oposición a la que nos queremos presentar. ¿Cuál es la oferta de plazas que se esperan? Eso podemos saberlo llamando a los sindicatos de esas comunidades, pues en la mayor parte de ellas ya existe una perspectiva cierta de cuántas plazas y en qué especialidades se van a convocar.
Tercera conclusión: en una travesía, todo lo que avancemos nos acerca a la meta.
Las oposiciones de educación están a tu alcance, están al alcance de todo el mundo. Y con el método de estudio Opohispania, que prima el repaso y la memorización a largo plazo, todo lo que estudiemos, lo vamos a ir almacenando. Es una perspectiva inteligente estudiar desde ya con el horizonte puesto en 2021 o incluso 2022. De aquí a junio de este año podemos avanzar temas y presentarnos a las oposiciones. Eso nos servirá para optar a una plaza ya, conocer el ejercicio y dominar la mecánica de trabajo. Si no obtenemos la plaza, siempre llevaremos una ventaja cierta a aquellos que retrasen la decisión de preparar las oposiciones hasta septiembre de 2020. ¡Les llevaremos casi medio año!
Así pues y como síntesis, claro que es bueno ponerse a estudiar las oposiciones a medio año del día D. Cuanto antes empecemos a estudiar, antes llegaremos a nuestra meta.