¡Ponte a prueba! 4/2019 (Solución) Ejercicio Práctico de Geografía e Historia

¡Ponte a prueba! 4/2019 (Solución) Ejercicio Práctico de Geografía e Historia

Esta vez la prueba era fácil. La fotografía muestra al general Franco y al presidente de EE.UU., Eisenhower, durante la breve visita que este realizó a Madrid el 21 de diciembre de 1959. La visita, celebrada por todo lo alto por el Gobierno, supuso el momento culminante de la dictadura. Después de dos décadas de aislamiento, el régimen franquista era aceptado en la escena internacional.

Franco había ganado la guerra con la ayuda decisiva de Hitler y Mussolini y se había situado al lado de Alemania e Italia durante la Segunda Guerra Mundial. España cedió sus puertos para que repostaran los submarinos alemanes, exportó wolframio para la industria armamentística alemana e incluso envió un ejército de voluntarios, la División Azul, a combatir contra los soviéticos junto a la Wehrmacht.

Después de la derrota del ejército alemán en Stalingrado a principios de 1943, comenzó a resultar evidente que la guerra se decantaría a favor de los aliados, lo que obligaba a Franco a redefinir su estrategia, algo que supo entender rápidamente, situándose en la más estricta neutralidad. A finales de abril de 1945 Mussolini fue fusilado y su cuerpo se exhibió colgado en una gasolinera en Milán, dos días después Hítler se suicidaba en su búnker de Berlín, el régimen parecía vivir entonces su momento más difícil. Los republicanos españoles daban por supuesto que, una vez eliminados los apoyos internacionales de la dictadura, las potencias democráticas apartarían a Franco del poder.

Pero la oposición al régimen se encontraba diezmada, dividida y diseminada en el exilio, incapaz de ofrecer una alternativa sólida a los aliados. Ni Churchill, ni Truman iban a tomar la iniciativa de desestabilizar España con el riesgo de que el partido comunista, la única fuerza organizada, asumiera el poder. La Guerra Fría venía a cambiar completamente los equilibrios geoestratégicos en Europa, ofreciendo a Franco la oportunidad de salvarse mientras sus aliados eran borrados del mapa. Eso fue algo que Carrero Blanco, el fiel consejero de Franco, supo interpretar acertadamente en un informe confidencial de agosto de 1945 en el que, tras pronosticar correctamente cuál sería la posición de británicos y estadounidenses hacia España, definía sucintamente cuál debía ser la política del régimen: orden, unidad y aguantar.

Pero el precio a pagar por el régimen de Franco para asegurar su supervivencia fue el aislamiento internacional al que le sometieron las potencias occidentales y que se prolongó hasta la década de 1950. En 1953 se firmó el concordato con la Santa Sede y también el pacto con EE.UU. por el que España obtenía ayuda económica a cambio de permitir la instalación de cuatro bases militares. Por último, en 1955 se aceptó el ingreso de España en la ONU. En ese contexto se produjo la visita del presidente Eisenhower en 1959. Sin lugar a dudas, fue el momento álgido del régimen franquista.

La imagen, por otra parte, encierra una gran contradicción. Franco, el antiguo aliado de Hitler y Mussolini, recibía al general Eisenhower, que fue comandante supremo de las fuerzas aliadas occidentales en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. La política a veces hace extraños compañeros de viaje.

Todo opositor debe reconocer el momento histórico que recoge la imagen, así como el contexto en el que se produjo. Los conocimientos necesarios para afrontar el análisis de esta imagen aparecen en el tema 53, dedicado a la dictadura franquista.

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