El fin de semana compartimos la planta de un famoso edificio. Se trataba de la Mezquita de Córdoba. Este impresionante edificio es un testamento del esplendor del arte islámico en la Península Ibérica durante la Edad Media. Construida en varios periodos a lo largo de los siglos, la mezquita es un símbolo de la riqueza cultural y religiosa que ha marcado el destino de esta región. ¿La forma más fácil de adivinarlo? Por la Capilla mayor que se encuentra en el centro.
La construcción de la Mezquita de Córdoba comenzó en el año 785 d.C., bajo el reinado del Emir Abderramán I, quien encargó esta obra maestra arquitectónica. El diseño inicial estuvo a cargo del arquitecto Abd Allah al-Ghafiqi, quien dio forma a la visión del emir de construir una mezquita que rivalizara con las grandes de Oriente Medio. Durante siglos, la mezquita se expandió y se enriqueció con nuevos elementos, reflejando la evolución del arte y la cultura islámica en la región. Es importante destacar que Abderramán I estableció Córdoba como la capital de Al-Andalus, convirtiendo la mezquita en el corazón espiritual y cultural de la región.
La Mezquita de Córdoba es conocida por su planta única, que combina elementos de la arquitectura islámica con influencias locales. Su diseño original constaba de un gran patio de oración rodeado por una arcada de columnas de mármol y granito, que conducían hacia la sala de oración principal, donde se encontraba el mihrab, el nicho que indica la dirección de La Meca. Sin embargo, una de las transformaciones más significativas ocurrió en el siglo XVI, cuando los Reyes Católicos, tras la reconquista de Córdoba en 1236, decidieron construir una catedral cristiana en el centro de la mezquita. Esta controvertida modificación, conocida como la Capilla Mayor, se levantó en el corazón de la antigua sala de oración, creando una fusión única de estilos arquitectónicos que hoy en día fascina a visitantes de todo el mundo.
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